Es evidente que las redes sociales han cambiado nuestras vidas, sea para hacerlas mejor o peor, pero han contribuido a que tengamos una imagen de la sociedad que quizás no se corresponde con la realidad. Las redes sociales están teniendo un impacto negativo entre los adolescentes de todo el mundo, mostrándoles que la imagen es mucho más importante que cualquier otro valor. Así al menos se recoge en un estudio realizado en Reino Unido donde se llega a la conclusión de las que las peores redes sociales son Instagram y Snapchat por fomentar relaciones entre personas sólo en base a una imagen.
El estudio llamado ‘Status of Mind’ realizado por investigadores de The Royal Society de la Salud Pública británica, ha encuestado a 1479 jóvenes entre 14 y 24 años del Reino Unido preguntándoles cómo creen que las diferentes redes sociales les han afectado en su salud mental y en la concepción del mundo, y ello teniendo en cuenta características como la imagen corporal, privaciones de sueño, acoso o pérdida de identidad. Y es que la imagen en las redes sociales parece estar cambiando la concepción de los jóvenes.
Instagram y Snapchat se llevan la peor puntuación de todas las redes existentes en elementos como imagen del cuerpo, acoso y ansiedad. En todo caso otras redes como Twitter y Facebook tampoco salen bien paradas, y la única que parece tener connotaciones positivas en el estudio es Youtube. Esto se debe a que tanto Instagram como Snapchat apelan a la imagen para funcionar, haciendo que el adolescente tienda a competir con el resto sólo en el exterior, formándose además lo que se conoce como ‘miedo a perder’.
“Cuando ven a sus amigos constantemente en vacaciones o
disfrutando de la noche pueden hacer que la gente joven se sienta estar
perdiendo algo respecto a los demás. Estos sentimientos pueden tender a
‘comparar y desesperar’ a los más jóvenes”, señala el estudio. Se añade que las fotos que se cuelgan en las redes sociales son editadas con filtros y trucos gráficos para parecer mejor de las que son y eso lleva a confusión a los jóvenes creyendo que los demás tienen mejor vida que la propia.
La única solución, dicta el estudio, es concienciar a los más jóvenes
de que la vida real está fuera de cualquier aplicación móvil.