domingo, 2 de julio de 2017

El uso abusivo del móvil estaría provocando una epidemia de miopía

En los últimos años se ha podido apreciar un crecimiento sustancial en el número de pacientes con miopía, y los oftalmólogos consideran que nos encontramos ante una epidemia que se va extendiendo cada vez más con el paso del tiempo. Tanto es así, que las últimas predicciones vaticinaban que en 2050 la mitad de la población del planeta será miope.

Pero, ¿cuáles son los motivos que han llevado a este vertiginoso aumento de este problema de la vista? Los científicos señalan como una de las principales razones el aumento de la exposición a las pantallas de televisores, ordenadores, y especialmente tablets y smartphones. Si el crecimiento se mantiene en los niveles actuales, dentro de 30 años habrá 4.758 millones de personas con miopía (el 49,8% de la población mundial) y 938 millones con miopía alta.


Recientemente, el oftalmólogo Andrew Bastawrous ha declarado en una entrevista en Wired que efectivamente nos encontramos ante una epidemia de miopía. De acuerdo con este experto en salud ocular, el uso de los teléfonos móviles, las tablets y las pantallas de otros dispositivos electrónicos está interfiriendo en la forma de nuestros ojos.

Bastawrous explica que el crecimiento del ojo tiende a disminuir en la adolescencia hasta pararse. Sin embargo, actualmente a buena parte de la población no se le ha detenido este crecimiento, lo que provoca un aumento del tamaño del globo ocular que conduce al deterioro de la visión y a sufrir problemas en la retina.  En algunos países, como Singapur, más del 90% de los niños en edad escolar terminal el colegio con miopía.

El oftalmólogo señala que la teoría inicial es que ahora las personas pasan mucho más tiempo leyendo a corta distancia en la pantalla del móvil, algo que no sucedía hace unos años. Como consecuencia, los ojos se vuelven miopes para adecuarse a las necesidades ambientales.

No obstante, esta no es la única causa de la epidemia de miopía. "También hay evidencias que sugieren que esto está sucediendo demasiado rápido para que sea una respuesta ambiental o genética", apunta Bastawrous. "Los datos más recientes señalan que otro factor importante es que pasamos menos tiempo al aire libre de lo que solíamos".