Los relojes suizos eran reticentes a la tecnología. Tratando de mantener la cautela, no querían adelantarse antes de tiempo a una tendencia, la de los relojes inteligentes, que aún nadie ha conseguido popularizarlos. Pero comienzan a aparecer propuestas de firmas tradicionales que deciden probar suerte. Algo muy goloso se aproxima y nadie quiere perder la oportunidad de meter la cabeza en el negocio.
Tag Heuer, propiedad del grupo de lujo francés LVMH, ha anunciado este jueves durante la feria Baselworld el lanzamiento de un dispositivo que rueda bajo el sistema operativo Android Wear, la plataforma llamada a revolucionar el mercado a pesar que en su primer año no ha conseguido del todo cautivar al gran público.
Este reloj, que llegará oficialmente antes de final de año, pretende convertirse en una alianza entre tecnología y tradición relojera suiza, sinónimo esto último a exclusividad y artesanía. Por esta razón, revierte en este tipo de dispositivos un halo de incertidumbre dado que incorporar un sistema operativo a un objeto tan personal y tradicional como es un reloj de pulsera puede traer consecuencias negativas al romper la imagen de marca.
De hecho, diversos relojeros suizos se han mostrado perplejos a su acceso al mercado de los relojes inteligentes, llamados «smartwatches» por su denominación anglosajona. Recientemente, marcas suizas como Breitling y Frédérique Constant se han iniciado en la carrera, tratando de combinar lujo y tecnología para mantener la ventaja en este mercado.
Pero eso no parece preocuparles. «Silicon Valley y Suiza se harán cargo del mercado de los relojes conectados», auguró Jean-Claude Biver, consejero delegado de Tag Heuer, durante su intervención en la conferencia de Basilea. Sin embargo, y pese a todo, no se desvelaron ni las capacidades ni el precio oficial, solo la propuesta inicial. «No queremos que la competencia sepa lo que vamos a hacer. Queremos que sea una sorpresa», reconoció.