El riesgo de que un humano o un ratón lactante desarrollen este trastorno se debe a una compleja interacción de genes paternos, así como los efectos ambientales experimentados por el embrión.El trabajo, que se publica en la revista ‘Nature’, también sugiere que el aumento de este trastorno cardíaco está ligado a la edad de la madre y no a la edad de sus óvulos.
El riesgo de que un humano o un ratón lactante desarrollen este trastorno se debe a una compleja interacción de genes paternos, así como los efectos ambientales experimentados por el embrión. Las mutaciones genéticas son conocidas por aumentar el riesgo de desarrollar un corazón que forma de manera anormal válvulas, vasos o cámaras, o agujeros entre las cámaras.
Sin embargo, personas con antecedentes familiares de enfermedad cardíaca congénita o mutaciones conocidas poseen corazones normales y las madres de más edad suelen tener hijos sanos.
"Estudiamos los ratones con una mutación que aumenta el riesgo de defectos en el corazón. Durante los últimos diez años, hemos estado tratando de averiguar los factores genéticos y ambientales que podrían influir en esta probabilidad", ha relatado Patrick Y. Jay, uno de los autores del estudio.
El trabajo anterior del laboratorio de Jay había demostrado que las madres de ratones de edad avanzada tienden a parir crías con mayores tasas de defectos congénitos del corazón en comparación con las madres más jóvenes.
"La sabiduría convencional dice que este aumento del riesgo visto a las madres de mayor edad es por los óvulos maduros", ha señalado este experto.
Para examinar la cuestión del envejecimiento de los óvulos, Jay y sus colegas llevaron a cabo un experimento relativamente simple. Trabajando en ratones hembra genéticamente propensas a tasas relativamente altas de defectos congénitos del corazón, los científicos tomaron ovarios de hembras de mayor edad y los trasplantaron en las más jóvenes. Del mismo modo, colocaron los ovarios de las más jóvenes en madres mayores.
Los expertos analizaron la descendencia para determinar si las tasas más altas de defectos cardíacos se producían en función de la edad de las madres o la edad de los ovarios.
"Descubrimos que las tasas iban exactamente con la edad de la madre", ha afirmado Jay, agregando: "Es decir, los ratones hembra jóvenes con ovarios viejos tenían descendencia con bajas tasas de defectos del corazón, similar a los descendientes de hembras ratones jóvenes con ovarios jóvenes".