Investigadores estadounidenses advierten de que "hay muy poco tiempo" para detener a aquellos que utilizan nuestro cerebro contra cada uno de nosotros.
La creciente introducción de las interfaces que posibilitan la
comunicación entre el cerebro humano y un sistema artificial convierte
en una preocupación real la idea de salvaguardar nuestros pensamientos,
informa el portal web de noticias sobre tecnología Motherboard.
Estas
interfaces cerebro-ordenador (BCI, en inglés) son dispositivos
controlados por señales cerebrales como las de electroencefalografía.
Las interfaces cerebro-ordenador ya se utilizan en medicina y están
allanando el camino hacia otras esferas, como la mercadotecnia o juegos
interactivos.
En este sentido, científicos de la Universidad de
Washington (EE.UU.) han advertido de que con el desarrollo de esta
tecnología existe la posibilidad de que los 'hackers' intenten recabar
información personal para perseguir sus objetivos lucrativos o
malignos.
Los investigadores han demostrado cómo los 'hackers' pueden conocer
más sobre nosotros en los momentos en que menos lo esperamos: cuando
estamos jugando.
Según los investigadores, las imágenes que
aparecen y desaparecen de forma abrupta en la pantalla de dispositivo
cuando se juega pueden ser una señal del 'hackeo'. Mediante estas
imágenes los 'hackers' intentan detectar la respuesta involuntaria del
cerebro del usuario ante ellas, por lo que de esta forma detectan
nuestra relación sobre lo mostrado (como placer, repugnancia, odio
etc.).
Por lo tanto, la tecnología permitiría conocer asuntos
privados de la vida de los usuarios atacados por este 'malware cerebral'
como sus preferencias religiosas, orientación sexual y hasta cuál es su
partido político favorito.
La posibilidad de grabar las
respuestas del cerebro puede ser usada algún día por los anunciantes
publicitarios para reunir más información sobre sus clientes. Además,
los agentes de Policía y funcionarios del Gobierno utilizarían este
método para condenar a los criminales o como "detector remoto de
mentiras".
"Esto es algo como un detector de mentiras a distancia;
un detector de pensamiento", resume Howard Chizeck, uno de los
investigadores de la Universidad de Washington. Los investigadores de
alertan de que "hay muy poco tiempo" y de que los funcionarios
deben aplicar las leyes de privacidad y seguridad para detener a
aquellos que utilizan nuestro propio cerebro contra nosotros. "Si no nos
ocupamos de esto rápidamente, ya será demasiado tarde", advierten.