Científicos han descubierto que el apéndice puede desempeñar un papel importante para nuestras defensas.
El apéndice, notorio por su tendencia a inflamarse o incluso
reventar, ha sido históricamente visto como un órgano vestigial sin
función real. Pero una nueva investigación apoya la idea de que ese
órgano puede tener un importante propósito: proteger las bacterias beneficiosas que viven en el intestino.
Heather
F. Smith, profesora asociada en la Facultad de Medicina Osteopática de
la Universidad Midwestern en Arizona, EE.UU., ha estudiado la evolución
de los rasgos gastrointestinales en diferentes especies de animales. Su
nueva investigación, publicada en la revista 'Comptes Rendus Palevol', analiza la presencia o ausencia del apéndice en 533 diferentes mamíferos.
Smith
descubrió que este órgano evolucionó de forma independiente en 30
diferentes "árboles genéticos". Además, el apéndice casi nunca
desapareció de un linaje una vez que apareció. Esto sugiere que permanece por una razón: un propósito adaptativo.
Según
el estudio, las especies que poseen apéndice tienden a tener mayores
concentraciones de tejido linfoide en su ciego, una bolsa que conecta el
intestino delgado y el intestino grueso. Este tipo de tejido puede
desempeñar un papel en el sistema de defensas del organismo, y también
puede estimular el crecimiento de bacterias intestinales sanas. Por lo
tanto, tiene sentido, de acuerdo con Smith, que el apéndice realmente
sirva como una "casa segura" para estos organismos beneficiosos.
¿Qué significa esto para las personas a quienes les han extirpado el apéndice? Según la doctora, no mucho.
"En general, las personas que han tenido una apendicectomía tienden a ser relativamente saludables y no tienen ningún efecto perjudicial grave", asegura Smith, quien fue sometida a este tipo de cirugía a los 12 años.