Las bebidas alcohólicas son las protagonistas de infinidad de investigaciones, pero los científicos no se ponen de acuerdo en si su consumo moderado es bueno o malo para la salud. Algunos trabajos determinan que una ingesta moderada protege las arterias y reduce el riesgo de infarto, mientras que otros indican que incrementa el riesgo de sufrir insuficiencia cardíaca o que puede provocar hasta siete tipos de cáncer.
El estudio que hoy nos ocupa defiende los efectos negativos de beber alcohol, en este caso para la salud del cerebro. La investigación, que la ha llevado a cabo un equipo de científicos de la Universidad de Oxford y la University College de Londres, revela que incluso el consumo moderado de bebidas alcohólicas aumenta el riesgo de deterioro de las habilidades cognitivas.
Hasta el momento, las investigaciones relacionadas con los efectos del consumo moderado de alcohol en el cerebro presentaban resultados inconsistentes, lo que ha llevado a estos científicos a aclarar si es beneficioso o perjudicial. Para llevar a cabo el trabajo, los científicos han utilizado los datos del consumo semanal de alcohol y el rendimiento cognitivo de 550 hombres y mujeres que se habían recogido a lo largo de 30 años, desde 1985 a 2015.
Al comienzo del estudio, los participantes tenían una edad media de
43 años y ninguno era alcohólico. Las pruebas de las funciones
cerebrales se realizaron a intervalos regulares y cuando el trabajo
llegaba a su fin, entre 2013 y 2015, se sometieron a una exploración del
cerebro mediante imagen por resonancia magnética (MRI).
Una vez
que habían obtenido todos los datos y descartado los factores de
confusión, que son los elementos que podrían haber influido en los
resultados (actividad física y social, edad, sexo, etc.), los resultados revelaron que el consumo de alcohol está asociado a un mayor riesgo de atrofia del hipocampo, un daño cerebral que afecta a la memoria y a la navegación espacial.
Las personas que consumieron más de 30 unidades de alcohol a la semana presentaron un mayor nivel de riesgo, pero incluso aquellos
que presentaron una ingesta moderada de entre 14 y 21 unidades
multiplicaron por tres sus posibilidades de padecer esta dolencia.
Además, el estudio también ha asociado beber bebidas alcohólicas a una
peor integridad de la sustancia blanca y a un descenso acelerado de la
fluidez del lenguaje.