La crisis económica de 2008, la posterior recesión mundial y los
problemas de liquidez del sistema bancario. Este era el escenario
perfecto para crear una nueva divisa virtual encriptada que permitiera a
los usuarios realizar transacciones más justas y seguras. Y así nació bitcóin,
la criptomoneda sin propietario y sin control por parte de ningún
organismo internacional, cuyo valor por unidad ha pasado de los 10
dólares en 2012 a los 2.700 actuales.
Yaiza Rubio y Félix Brezo, directores del primer postgrado universitario que se ofrece en España sobre este tema y autores del libro 'Bitcoin: la tecnología Blockchain y su investigación', han charlado con YO sobre el funcionamiento de la criptomoneda, que ya ha revolucionado los sistemas de pago.
YO: Para hablar de bitcóin es necesario hablar de la tecnología que lo sustenta, ¿qué el el 'blockchain' o la cadena de bloques?
Y.R.: El 'blockchain' es una base de datos
descentralizada en la que todos los nodos de la red tienen almacenado el
histórico de las transacciones. Es decir, esa información está
diversificada, por lo que alterar cualquier información es prácticamente
imposible. Por eso, desde el punto de vista de la seguridad, es mucho
mejor que cualquier sistema centralizado. Cada ordenador conectado a la
red, con el software necesario, contiene la misma información que otro y
no responde a un servidor central.
YO: ¿Quién puede crear estas monedas?
F.B.: Cualquier persona puede crear una
criptodivisa. De hecho, hay plataformas de Internet que lo permiten. El
problema es hacer fiable y confiable al resto de personas esa
criptodivisa. Se trata de un sistema de confianza en el
que cualquier persona puede crear una moneda, pero si la gente no
confía en esa moneda, evidentemente no va a servir de nada.
Nosotros siempre décimos lo mismo. Un bitcóin vale lo que está
dispuesto a pagar el mercado por él, que actualmente son alrededor de
los 2.700 dólares por unidad. Aquí no hay ningún sistema centralizado que establezca el precio de la criptodivisa. Es la ley de la oferta y la demanda.
Lo importante es que la gente que invierta en una criptodivisa, mire
si esa moneda puede cambiarse por otra divisa. Para ello, tienen que
existir plataformas de intercambio. Ese fue
precisamente el problema que tuvo ether en el pasado, que no existían
plataformas de intercambio que permitiesen cambiar los ethers a dólares o
euros.
YO: ¿Y cómo compramos bitcoines?
Y.R.: Hay diferentes vías para adquirir bitcoines.
La principal forma de adquirirlos y entrar en esta economía es a través
de las denominadas pasarelas de intercambio. Es decir, hay una serie de plataformas que te permiten comprar bitcoines a cambio de dólares, euros e incluso otras criptodivisas.
También puedes quedar con una persona físicamente y hacer ese intercambio. Hay por ejemplo una plataforma llamada localbitcoins.com en la que puedes quedar con gente que está cerca de tu entorno, le das el dinero en euros o en dólares, por ejemplo, y físicamente esa persona te hace la transferencia a la dirección de bitcóin que tú le indiques.
Y luego está la forma tradicional, que es la que se denomina 'minado' de bitcoines,
que probablemente muchas personas hayan escuchado hablar de ella. Se
trata de generar bitcoines utilizando la capacidad de cómputo, es decir,
la capacidad de procesar información que tenga un equipo. El problema
es que actualmente no compensa hacerlo con un ordenador tradicional, ya
que hay sistemas que utilizan ese proceso de generación de minado de
bitcoines que son mucho más eficientes.
YO: ¿Y cómo se hace ese 'minado' de bitcoines?
Y.R.: La 'minería de bitcoines' es un proceso de
generación y reparto de las divisas que viene definido en el protocolo.
Cada vez que tú quieres hacer una transacción en bitcoines, esa transacción se notifica a los nodos que forman parte de la red de bitcoines. Pero esa transacción no se hace válida hasta que alguien, llamado 'minero', no la añade a la cadena de bloques de bitcóin.
Es por eso que hablamos de la tecnología de cadena de bloques.
Nosotros hacemos una transacción, la notificamos al resto de personas
que están en la red de bitcóin, pero solo será válida en el momento en
el que un nodo de la red es capaz de añadir esa transacción como parte
de un bloque, es decir, hasta que se registre en ese 'libro contable'
que conforma la cadena de bloques. Así, cada minero que es capaz de
añadir un conjunto de transacciones obtiene una recompensa, que en este
caso, son una serie de bitcoines de nueva generación, que se han
'minado', es decir, se han creado de la nada.
YO: Cuando se creó bitcóin, se decidió que la cantidad máxima
que se iba a emitir era de 21 millones, ¿este límite sigue existiendo?
F.B.: Sí, nunca va a haber más de 21 millones de
bitcoines. Así se decidió en su protocolo, donde se establecía que el
proceso de minería no iba a ser indefinido, sino que la cantidad máxima iban a ser 21 millones.
Evidentemente, esto tiene implicaciones económicas. Una vez que se
repartan todos y no se generen más, y actualmente van ya 16 millones y
medio, la divisa empezará a ser más interesante para la gente y su valor
aumentará.
Hay que tener en cuenta que la cantidad de 21 millones de bitcoines
no es real, porque hay mucha gente que desde que nació la criptodivisa
hasta hoy ha perdido su divisa porque ha perdido sus
claves privadas. Por poner un ejemplo, yo en su día tenía 40 céntimos de
bitcóin que adquirí en el año 2012. Los tenía guardados, pero perdí la
contraseña con la que los protegía. Al perder esas contraseñas, no los
puedo utilizar. Si no los puedo utilizar, esos bitcoines van a quedarse
en una cuenta a la que no voy a poder acceder nunca. Es decir, es como si no existieran,
porque no van a formar parte de la economía. No van a poder utilizarse
para comprar ni vender. Eso es lo que hace que el resto de bitcoines que
son utilizables todavía tengan más valor.
YO: Entonces, ¿los pierdes para siempre?
F.B.: Si yo pierdo mis claves privadas, he perdido mi dinero. No lo puedo reclamar,
no hay nadie a quien le pueda decir que he perdido mi contraseña. Sin
embargo, hay muchas maneras de asegurar tu cartera de bitcoines. Por
ejemplo, hay plataformas de intercambios, pasarelas de pago, que te
pueden gestionar esas contraseñas. De esta forma, podrías recuperarlas.
El problema es que muchas veces la gente no se fía de un tercero para
gestionar sus claves privadas.
YO: ¿Y dónde se guarda este dinero y cómo se gestiona?
Y.R.: Puedes saber perfectamente qué cantidad de
dinero tienes en cada dirección de bitcóin que hayas creado. Es muy
importante tener en cuenta que la única información pública
que todo el mundo puede ver es: de dónde a dónde va ese dinero y a
cuánto asciende esa transferencia. Sin embargo, no puedes saber quién
está detrás de esa transferencia. Es decir, solo voy a conocer la
cantidad de dinero que se mueve de una dirección concreta a otra.
YO: ¿Es tan difícil saber quién está detrás de una dirección?
F.B.: Es muy difícil. Yo puedo generar ahora mismo
cientos de direcciones de bitcoines en cuestión de segundos. De hecho,
la recomendación es no tener almacenado todo el dinero en una única dirección,
ya que cualquier error, como puede ser que te olvides de la clave
privada o que alguien la obtenga a través del uso de malware, por
ejemplo, hará que pierdas todo el dinero. Sin embargo, si lo tienes en
más direcciones, es mucho más seguro.
YO: ¿Pero el anonimato puede dar lugar a actividades ilegales?
Y.R.: De hecho, la Unión Europea quiere poner en
marcha una legislación para que las fuerzas de seguridad puedan buscar o
pedir información en las casas de intercambio o las casas que están
gestionando el dinero de terceros, porque está claro que en temas de
malware o extorsiones, por ejemplo, tienen mucha información.
El punto de compra es el punto donde el comprador está más expuesto
y es más difícil que pueda proteger su anonimato. Cuando compras
criptodivisas, lo haces a través de una cuenta de paypal, una cuenta de
visa, una transferencia bancaria…, donde son obligatorios los datos
personales. Y es en este punto donde el regulador está intentado
presionar a las casas de intercambio, para que llegado el momento le
facilite información sobre qué persona compró con euros o con dólares
una divisa. Una vez que estás dentro, es más fácil escabullirse y
escurrir el bulto.
YO: ¿Y qué cosas se pueden comprar?
F.B.: Existe una plataforma que se llama coinmap.org en la que puedes consultar cuáles son los establecimientos
que actualmente permiten la compra de servicios o productos a cambio de
bitcoines. Esto respecto a los establecimientos físicos, que de momento
no hay muchos, al menos en el caso de Madrid. Pero en la red hay
numerosos servicios que permiten el pago en bitcoines.
YO: Pero tener una moneda que no puedes utilizar de forma más o menos frecuente, ¿no es un problema?
Y.R.: Sí, y es una de las principales barreras de entrada a bitcóin. Por ejemplo, si tú vas a una tienda a comprar naranjas y tardas 20 minutos
hasta que la transacción se confirme, está claro que bitcóin no sirve
para hacer compras en establecimientos tradicionales. Es decir, en una
operación simple de comprar naranjas con bitcóin, no solo tienes que
estar 'in situ', sino que tienes que notificar a la red que vas a hacer
esa operación. Y no se hace efectiva hasta que el resto de nodos no
añaden a su histórico de transacciones la operación. Una cosa es que yo
notifique la transacción y otra que se añada a la cadena de bloques.
Este proceso puede durar unos segundos, 20 minutos e incluso una hora.
Es cierto que este proceso se puede acortar si al hacer la transferencia yo defino una comisión.
Es decir, si esa comisión yo la pongo muy alta lo que voy a conseguir
es que esa operación sea añadida antes, porque esa comisión se la va a
quedar la persona que la añade. Es más atractiva para los mineros, que se encargan de añadir las transacciones a la cadena de bloques.
Sin embargo, cada vez es mayor el número de personas que está
interesado en que esto vaya mucho más rápido, porque es muy necesario
para que la gente se anime a utilizar esta criptodivisa. El otro gran
problema es precisamente la usabilidad, es decir, conseguir que esto sea más usable por las personas que no son tan técnicas.
YO: ¿Cómo puede una moneda pasar de 12 dólares en 2011 a los 2.700 actuales?
F.B.: Es muy complicado saberlo. Yo creo que es una mezcla entre las expectativas de los primeros usuarios que las empezaron a utilizar y el interés que ha ido despertando conforme a que se ha ido viendo que con esta tecnología
se podía desarrollar un mecanismo de pago, de transferencias
monetarias, así como otros mecanismos más complejos basados en la cadena
de bloques.
Son sistemas de confianza. Es decir, los usuarios depositan su
confianza en ellos y van invirtiendo. Y eso es lo que ha impulsado la
moneda y, también, la mejora de todos los protocolos para, precisamente,
impulsar esa moneda y que sea una alternativa. Hay mucha gente que cree en este proyecto y que ha invertido mucho dinero en esto.
Un caso reciente es el de ethereum, que ha pasado de
10 dólares a principios de año a aproximadamente 320 en la actualidad.
Esto no solo se debe a la especulación, sino a las expectativas que
tiene la gente de lo que va a poder hacer con los ethers en el futuro.
YO: Sin embargo, habrá mucha gente que no vea esta moneda como una vía para comprar o hacer transacciones, sino para especular.
Y.R.: Aquí tenemos que asumir que intentar
beneficiarse de todas las fluctuaciones del mercado es legítimo. Y
también tenemos que asumir que esa especulación, ese proceso de
inversión, nos puede salir mal. Nosotros podemos
apostar por una divisa que hoy puede valer 10 y mañana 5. Es decir, que
si hoy tenemos 1.000 euros, mañana tendremos 500. No podemos controlar
los factores externos que determinan las fluctuaciones y la evolución de
estas criptodivisas.
YO: ¿Cuál es el futuro de esta moneda?
F.B.: Más que como monedas deberíamos empezar a pensar en la cadena de bloques como tecnología,
como herramienta para dar soporte a casos de uso que sin ella no sería
posible. Bitcóin es el primer exponente que nos ha mostrado un uso
práctico del concepto de cadena de bloques.
En este caso, ha sido para establecer operaciones de pago, pero la
cadena de bloques no tiene porque utilizarse solo para registrar un
histórico de transacciones, se puede utilizar para muchas cosas más, como ejecutar código en cada uno de los nodos o intercambiar cualquier otro tipo de activos.
Luego, si nos referimos al sistema monetario, no tiene mucho sentido
que los gobiernos estén obviando esta realidad. En cualquier revolución
tecnológica del mundo, no es lógico que los gobiernos se muestren reacios,
sino que deben saber qué decisión deben tomar al respecto. Entiendo la
posición de los gobiernos que dicen que, si se está produciendo
una compra-venta de servicios, piensen que esto genera un rendimiento
económico y haya que introducir algún tipo de impuesto. Pero lo que no
se puede hacer, es obviar lo que está pasando.