La ciencia no cree que a través de este canal nos podamos comunicar con los espíritus y tiene otros argumentos que explican cómo funciona la ouija.
Seguro que, en alguna ocasión, alguien te ha tentado a jugar a la ouija. Se trata de un tablero que contiene el abecedario, los números del 0 al 9, las palabras Sí, No y Adiós, y en ocasiones algunos otros símbolos. Para jugar, los presentes tienen que poner su dedo sobre un puntero y concentrarse para entablar conversación con un espíritu, que supuestamente se comunica moviendo el objeto que todos están tocando.
Aunque la tabla ouija tiene un origen impreciso, se cree
que se trata de una moda que nació en Europa. Llegó a Estados Unidos a
finales del siglo XIX con el advenimiento de la cultura espiritista, y fue patentada en este país en el año 1890 como un instrumento de comunicación con el más allá.
Durante la primera mitad del siglo XX la moda decayó, y volvió a recuperar su popularidad en los años 60 y 70.
En nuestros días, el interés por la ouija ha ido disminuyendo, aunque
se recupera en momentos puntuales, por ejemplo cuando la tabla aparece
en películas o series.
Por tanto, lo que sucede en realidad al jugar a la ouija es que los jugadores, sin ser conscientes de ello, desplazan el puntero para deletrear sus respuestas. Al tratarse de movimientos automáticos son fácilmente atribuibles a fuerzas externas, lo que le aporta el sentimiento paranormal que sienten las personas que participan.